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Con precios en baja, ¿cómo responden el agro y la energía?

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Con precios en baja, ¿cómo responden el agro y la energía?

Durante los últimos años los precios de las commodities se vieron envueltos en una volatilidad muy marcada, acortando los ciclos en los cuales oscilan precios elevados y precios deprimidos. Eventos fundamentales como la pandemia, la posterior recuperación económica, conflictos bélicos como la guerra entre Rusia y Ucrania, como así también las decisiones tomadas por los gobiernos para fomentar el crecimiento o proteger a sus mercados de consumo, llevaron a que los precios de las commodities tengan muchos drivers tanto alcistas como bajistas. 

Actualmente, los mercados transitan un ciclo bajista de precios que ya lleva poco más de dos años, y en el que no se vislumbra una recuperación de los valores al menos en el corto plazo.

Para una economía como la argentina, exportadora de bienes primarios, este cambio de ciclo es muy relevante. El valor al que se realizan las exportaciones de estos productos es una variable clave, tanto para las decisiones de inversión del sector productor como en términos de los ingresos de divisas al país y las cuentas fiscales. Debe recordarse que los granos y sus derivados (soja, maíz, trigo, aceites y harinas) junto con el petróleo y el gas, explicaron casi la mitad de los dólares ingresados al país en 2024.

En el caso de los granos, luego de la pandemia los precios internacionales tuvieron un impulso muy significativo que se vio potenciado aún más por el conflicto entre Rusia y Ucrania, y no fue hasta mediados de 2022 que los mismos comenzaron a moderarse, para entrar en un sendero bajista que dura hasta el día de hoy. En lo que va de este 2025, la soja promedia un valor de USD 378 / ton en Chicago, un 39% menos del pico alcanzado en 2022, ajustado por IPC USA. La situación no se muestra más favorable para el maíz y el trigo, el maíz cotiza en torno a USD 187 / ton y el trigo promedia USD 240 /ton, un 38% y 37% por debajo de los máximos de 2022, respectivamente.

En cuanto al petróleo, sus precios alcanzaron valores muy elevados a mediados del 2022, en un contexto de incertidumbre por su suministro, para iniciar un tobogán descendente inducido por la desaceleración económica, una mayor oferta y tensiones geopolíticas. Aun así, los precios se mantuvieron altos en perspectiva histórica en 2023 e incluso en la primera mitad del 2024. A mediados del año pasado el barril de petróleo Brent oscilaba entre USD 80 – 90, posición que se fue debilitando con los meses, para acentuarse en 2025, cuando perforó los USD 70 por barril. En lo que va de este año, el petróleo Brent se ubicó en promedio un 29% por debajo de los valores observados en 2022, llegando a los USD 66 por barril hacia el mes de abril.

Si bien los precios se mantuvieron en términos nominales por encima de los valores previos a la pandemia, cuando se los ajusta por la inflación del período estos caen por debajo de aquellos niveles, finalizando con el ciclo alcista iniciado en la post pandemia. Por otra parte, lo que genera más preocupación son las perspectivas, inciertas en cuanto al futuro cercano, en el que parece dominar un escenario de precios bajos y volátiles, una situación adversa para una economía exportadora de productos primarios como lo es Argentina.

¿Qué puede esperarse? Escenarios futuros

Las proyecciones que se disponen para los precios agrícolas no muestran grandes cambios en lo que resta del año y el 2026. Por el momento, el escenario base se caracteriza por una continuidad de precios deprimidos en los principales productos agrícolas; en el Mercado de Chicago, los futuros revelan que la soja podría terminar el año un 1% por encima de los precios actuales, y un 2% por encima en el año 2026, promediando USD 388 / ton el año próximo. 

Para el maíz y el trigo la situación es menos alentadora aún, con precios que continuarían deteriorándose. En lo que respecta al maíz, se espera que el precio caiga un 4% adicional para ubicarse en torno a los 180 USD / ton y se mantenga prácticamente sin cambios hacia 2026. En trigo se espera una caída del 7% para lo que resta del año, llevando el precio del cereal a USD 223 / ton, para mantenerse sin cambios en 2026.

Por detrás de este escenario se encuentran los fundamentos de mercado, buenas cosechas en productores líderes y una demanda mundial que ya no crece al mismo ritmo al que traía en años anteriores. Según el último reporte mensual del USDA, en el ciclo 25/26 el crecimiento en el consumo de soja superaría al crecimiento en la producción, lo que haría bajar levemente la relación stock / consumos proyectada, pero manteniéndose en torno al 30%. Del lado de la demanda, el mercado chino envía señales mixtas, combinando un muy buen ritmo de compras hasta el mes de abril, pero con algunos síntomas de desaceleración y con la industria perdiendo tracción. 

Para el caso del maíz, las proyecciones de producción son aún mejores, pero a su vez se espera un crecimiento significativo del consumo, haciendo disminuir levemente la relación stock / consumo proyectada. En el mercado del trigo, la cosecha también fue récord, dejando las existencias en su nivel más elevado en los últimos 6 años. 

Aun así, estas perspectivas dependen en gran medida de qué las condiciones climáticas en USA no se reviertan. Actualmente se observa un 20% de superficie de maíz afectada por sequía, y pronósticos muestran un contexto climático desfavorable para aquel país en los próximos meses. No hay definición de mejoras en el corto plazo, pero la incertidumbre tanto por el lado del desempeño climático en Estados Unidos como los próximos movimientos de China pueden brindar un nuevo catalizador de precios.

En petróleo las proyecciones disponibles indican que seguirá con precios a la baja, al menos hasta 2026. En su último reporte mensual (mayo), el Departamento de Energía de Estados Unidos trabaja con un escenario base de USD 62 / barril en 2025 y de USD 59 en el 2026, que implica caídas del 14% ia. y 4% ia, respectivamente. Estos pronósticos se sostienen en un crecimiento de la oferta mundial de petróleo (un cambio en la estrategia que venían mostrando los países de la OPEP) y cierta desaceleración del crecimiento económico mundial y la demanda de crudo.

El impacto en el frente externo

Lógicamente, la continuación y profundización de la depresión de precios en el mercado mundial tiene sus efectos sobre la magnitud de las divisas que ingresan al país gracias al comercio exterior. El ingreso de divisas asociadas a la exportación de bienes primarios responde tanto a la dinámica de la producción y los saldos exportables, como a los precios internacionales. Aun así, se puede observar cómo en algunos productos ambas variables juegan en contra en este 2025 (caso complejo soja y maíz), mientras que en otros los saldos exportables brindaron cierto alivio (trigo y petróleo).

En base a estimaciones propias, la exportación de granos (y subproductos) y de petróleo podría llegar a los 32.578 millones de dólares en este 2025, contra los 34.193 millones que significaron en el año 2024. En este agregado hay ciertos matices. En el complejo de la soja se tiene que las exportaciones caerían aproximadamente un 10% (-1.931 millones de USD), hasta los 17.820 millones de dólares, debido principalmente a los menores precios de exportación, dado que los volúmenes se mantendrían estables. 

En cuanto al maíz, se tendría que debido a la menor producción de la campaña 24/25 por la disminución del área de siembra, se exportaría una magnitud menor en dicho complejo, lo que sumado con los menores precios implicaría una caída del 24% o 1.723 millones de USD respecto del volumen de 2024. La situación del trigo es diferente, en cuanto a que el mayor volumen de exportación permitiría compensar la baja en los precios, provocando un aumento del 22% en las exportaciones, superando en 533 millones de dólares a las correspondientes al año previo, para llegar a los 2.906 millones de USD. 

Por último, surge el complejo petrolero con las exportaciones de aceite crudo de petróleo como la gran novedad dado su imponente crecimiento. El gran desempeño en la producción de petróleo permitiría más que compensar la caída en los precios este año, superando el monto de las exportaciones de 2024 en 27,5%, y ascendiendo a un total de 6.900 millones de dólares (+1.500 millones). Aún más, algunos pronósticos más optimistas prevén un crecimiento aún mayor de la producción, lo que podría llevar las exportaciones de crudo cerca de los 8.000 millones de dólares.

La permanencia tanto de un ciclo bajista en los precios de los commodities como de escenarios de alta volatilidad plantea un gran desafío para la economía y la política económica. Un ciclo adverso implica menor flujo de exportaciones, pérdida de ingresos, reducción en la demanda interna (con mayor fuerza en las regiones productoras) y potenciales desequilibrios macroeconómicos. Para el sector público conlleva menor recaudación y una mayor demanda de asistencia social. 

Para enfrentar estos escenarios externos desfavorables la disciplina fiscal es clave, como así también la disponibilidad de ahorros y de acceso al crédito internacional. También resulta relevante no generar sobrecostos al sector exportador asociados a malos impuestos, regulaciones innecesarias e infraestructuras o servicios públicos de baja calidad, de forma tal que las empresas puedan mantenerse competitivas y sobrevivir aún en contextos de precios internacionales bajos.

Tobías Lucero

Investigador de la sección Productiva.