Argentina exhibe precios un poco más altos en dólares para la mayoría de los insumos relevados, incluso tratándose de bienes comercializables internacionalmente. Esto revela la existencia de distorsiones que encarecen la producción agropecuaria. Entre los factores explicativos pueden encontrarse: los resabios de las restricciones cambiarias, cargas impositivas acumulativas, elevados costos logísticos internos, menor escala operativa y un contexto de mayor incertidumbre y volatilidad. Estos elementos, en conjunto, limitan el funcionamiento pleno de los mecanismos de arbitraje de precios y restan competitividad.

A la desventaja antes mencionada se suma otra igualmente relevante: en Argentina los productores enfrentan derechos de exportación que reducen de forma directa el precio efectivo que reciben por sus productos, lo que no ocurre en los demás países analizados. Así, el agro argentino compite en el mercado internacional con una ecuación que está desequilibrada: insumos más caros y precios de venta más bajos. Superar estas distorsiones es clave para recuperar competitividad y aprovechar plenamente el potencial productivo del sector.

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