La inflación en el NEA y la integración informal con los países vecinos

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha registrado en la región NEA durante el mes de julio el menor porcentaje de crecimiento tanto si consideramos la variación mensual (1,7% mientras que a nivel nacional fue de 1,9%) como anual (33,3% mientras que en el total país el incremento promedio fue del 36,6%).
Al hacer foco en los principales rubros del índice, “Alimentos y Bebidas No Alcohólicas”, “Bebidas Alcohólicas y Tabaco” y “Equipamiento y Mantenimiento del Hogar” se destacan en la misma línea, con un menor crecimiento en la región que en el resto del país.
¿A qué se debe esta diferencia? ¿Por qué es menor la inflación en esta región?
La apertura de una economía tradicionalmente se analiza en base a la relación existente entre el comercio exterior y el PBI de un país o región, pero los datos de la balanza comercial utilizados para esto registran las transacciones formales (comercio exterior formal declarado en aduana y que forma parte de las estadísticas oficiales) y la cuenta “viajes” solo parcialmente estima las compras realizadas por los viajeros nacionales en el exterior (y viceversa). Complementariamente, la “ley de precio único” indica que un producto debería tener el mismo precio en diferentes mercados a medida que se reducen las barreras al comercio y los costos de transacción.
Este punto, si bien a nivel nacional tal vez sea algo marginal, el flujo migratorio en algunas regiones del país tiene un rol protagónico de manera tal que la economía en las provincias del NEA se caracteriza por una muy fuerte integración informal con los países vecinos (especialmente con Paraguay y Brasil) y esto tiene varias implicancias en el comportamiento de los consumidores y, por lo tanto, en los precios vigentes. Por ejemplo, en Misiones (provincia con aproximadamente 1,3 millones de habitantes) no sólo se encuentran 2 de los 3 principales pasos migratorios del país (Puentes Puerto Iguazú-Foz do Iguaçu y Posadas-Encarnación), sino que se encuentran habilitados un total de 38 pasos fronterizos, en los cuales durante 2024 se registraron 22 millones de movimientos migratorios. En la provincia de Corrientes (también con una población de aproximadamente 1,2 millones de habitantes) encontramos 14 pasos fronterizos que registran 4,4 millones de movimientos al año y en Formosa (provincia con 600 mil habitantes) se registran aproximadamente 1 millón de movimientos fronterizos anuales.
Es así como vemos que la normalización cambiaria (fuerte reducción de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el “paralelo”) durante el último año generó un claro cambio de tendencia en los flujos migratorios, de manera tal que se ve un fuerte crecimiento de los viajeros argentinos hacia el exterior y una caída especialmente fuerte en los residentes de Paraguay y Uruguay que vienen a nuestro país. Esto hace que, en base a la dirección en la cual se genera este flujo de personas, en algunos casos nos hayamos referido a este efecto como “la provincia 25” mientras que, al revertirse este flujo de turistas y consumidores tal vez actualmente el término más correcto sea “la provincia 23”.
Estos viajes que explican el comercio fronterizo o turismo de compras resultante hace posible no sólo adquirir vestimenta y calzado o electrónicos/electrodomésticos en los países vecinos sino incluso aquellos productos y servicios que típicamente en los libros de economía se los denomina “no transables” (no posibles a ser comerciados entre países), ya que se observa gente que cruza las fronteras para ir a cenar, a la peluquería o al sastre/modista, entre otros tantos ejemplos.
Esta apertura comercial “informal” genera para los consumidores la posibilidad de acceder a una mayor oferta de bienes y servicios y comparar precios continuamente. Como contrapartida, la oferta en los países vecinos implica para las empresas argentinas una presión adicional intentando ajustar los precios y productos domésticos a competencia internacional (lo cual significa que, en caso de una suba de costos domésticos, difícilmente estos sean trasladados completamente a los consumidores).
Consecuentemente, en procesos de estabilización económica y normalización cambiaria como los que actualmente vive el país, la dinámica de los precios en zonas de frontera (especialmente en el corto plazo y en productos de consumo masivo como alimentos, bebidas, vestimenta, electrónicos y electrodomésticos) no sólo estará afectada por la realidad económica doméstica sino también por la competencia con los países vecinos.

Gerardo Alonso Schwarz
Economista Jefe del IERAL NEA