Posibles ganadores y perdedores en el RIGI
Acorde al proyecto de Ley, el RIGI promovería la realización de grandes inversiones, con toda la movida que traerían aparejado (empleo, ventas, recaudación, etc.). Un interrogante es qué regiones podrían verse más favorecidas si se aprobase ese régimen.
Previamente, conviene dejar en claro las dos condiciones claves que el proyecto fija para recibir los correspondientes beneficios. La primera es que acota los sectores a los que pueden estar destinadas las inversiones. La segunda es que sólo favorece a proyectos de inversión millonarios (más de USD 200 millones).
A la fecha, no hay un listado concreto de posibles inversiones que podrían aprovechar el RIGI. Como una primera idea se presenta unos mapas que sintetizan la potencialidad en distintas provincias para utilizar este régimen.
Resumiendo, ¿qué provincias se verían más favorecidas? Entre otras, se pueden identificar dos grupos. Las que cuentan con esos recursos naturales, no renovables (minería e hidrocarburos) y renovables (energía verde, foresto-industria). También se benefician aquellas jurisdicciones más cercanas a los puertos, que podrían recibir inversiones vinculadas a la industrialización de aquellos recursos, para luego exportar sus derivados.
RIGI: Participación posible de inversiones
Representación por provincias
[1]Basado en catálogo de datos mineros del MECON.
Beneficios y riesgos regionales del RIGI
La experiencia de Vaca Muerta en Neuquén (y también los casos de minería en otras provincias) brindan indicios de esos beneficios, que principalmente provendrán de una mayor actividad económica:
·Empleo y salarios. En general, estos posibles grandes proyectos de inversión son intensivos en capital. Generan empleo directo, aunque en menor proporción que otros sectores. Aun así, en minería se contratan muchos trabajadores durante la etapa de la construcción. Un punto importante es que pagan salarios relativamente más altos, en comparación a los del promedio de cada región.
·Contratación de empresas de servicios. Este es un punto clave, porque en general esos proyectos tercerizan una cantidad interesante de servicios que, en parte, pueden ser realizados por empresas locales. Esto queda explicitado en varias provincias mineras y petroleras, en las cuales hay cámaras que concentran este tipo de empresas. Un punto relevante es la presencia de clusters de proveedores. Generalmente, están ubicados en provincias grandes y medianas, no tan así en las económicamente pequeñas.
·Efecto derrame. A través de mayor actividad comercial y de otros servicios, también derivados del desarrollo generado por esas inversiones. Otro caso sería el destino de los ahorros de la población, que los pueden destinar a “ladrillos”, favoreciendo la actividad de la construcción.
·Mayor recaudación de impuestos provinciales y tasas municipales. Derivada de la mayor actividad económica generada por cada proyecto de inversión. Por ej., en Neuquén, actualmente las regalías representan más de un tercio de los ingresos totales del gobierno provincial.
Un punto especialmente relevante del proyecto es evitar la tentación local de elevar alícuotas a esos emprendimientos (art. 165), a un nivel tal que ahuyenten las inversiones.
En los informes Fraser, que encuestan a gerentes de empresas mineras, aducen que un problema es el gran número de pedidos de mayores gastos adicionales (para hacer hospitales, caminos, etc.) exigidos por los gobiernos locales.
Por otro lado, están los temores que genera el RIGI. Además de los riesgos ambientales de algunos proyectos, como los mineros y petroleros (tema no menor), se presentan los siguientes:
·Incremento de los costos locales. En provincias económicamente pequeñas, un gran proyecto de inversión genera un gran movimiento, elevando salarios y otros precios (alquileres, etc.). Eso implica mayores costos para otros negocios que se desarrollan en la región. Por ej., el agro. A veces, esos otros sectores son los que resisten a estos cambios tan fuertes.
·Recaudación de impuestos nacionales. El RIGI implica menores alícuotas de varios impuestos (por ej., ganancias), pero se ampliará la base imponible por mayor actividad económica. Aun así, en neto es posible que disminuya esa recaudación. Eso implica menores fondos por coparticipación para las provincias.
Como un comentario final, el RIGI genera una serie de planteos: ¿por qué no lo generalizan, tanto en sectores como en montos (así también se benefician las pymes)? (aunque sería más costoso), ¿en cuánto impactará sobre las finanzas públicas nacionales?, etc. Desde una perspectiva regional, también surge el interrogante de qué ocurrirá con aquellas provincias que no se beneficien con este régimen. Mientras tanto, el RIGI emerge como una buena oportunidad, especialmente para otras regiones con recursos naturales a explotar.
Jorge Day
Responsable de la sección Regional.