El acuerdo marco de integración con Estados Unidos y sus efectos en las regiones argentinas
Dentro de los puntos del Pacto de Mayo firmado el año pasado entre el presidente de Argentina y 19 gobernadores, en su artículo décimo se establece el objetivo de apertura al comercio internacional para volver a ser protagonista del mercado global. Entre las consideraciones se menciona que la economía argentina es la tercera más cerrada del planeta, solamente superada por la de Sudán y Etiopía.
Actualmente Argentina integra el MERCOSUR desde 1991, que representa sólo el 3,7% de la población mundial y menos del 3% del PBI mundial, además de algunos acuerdos comerciales con India, Egipto, Israel y Chile, que representan el 19% de la población mundial (aunque cabe destacarse que, en algunos casos, como el acuerdo con India, las preferencias no son generales, sino que están limitadas a un listado de productos).
En contraste, Chile cuenta actualmente con 33 acuerdos económico-comerciales vigentes, tanto bilaterales como multilaterales, que cubren 65 mercados distintos que le otorgan acceso a aproximadamente el 65% de la población mundial (aproximadamente 4.700 millones de consumidores) y un porcentaje similar del PBI mundial. El acceso a estos mercados es crucial para Chile, dado su mercado interno relativamente pequeño, lo que le permite mantener un crecimiento sostenido a través de la exportación a una población global significativamente mayor, lo cual sin dudas señala un sendero de crecimiento posible para una economía como la nuestra.
En este contexto, recientemente se anunció el marco para un acuerdo entre Argentina y Estados Unidos (que representa el 4% de la población mundial y entre el 15% y el 25% del producto bruto mundial según el método de medición) para profundizar la cooperación bilateral en materia de comercio e inversión. Este marco, entre otras cosas, busca impulsar el crecimiento a largo plazo, ampliar las oportunidades y crear un entorno transparente y basado en normas para el comercio y la innovación.
Si bien la letra chica del acuerdo (con las cláusulas específicas, los productos seleccionados y las medidas acordadas en particular) aún está en proceso de negociación, el acuerdo buscaría modernizar el régimen comercial y de inversión de Argentina, así como también fomentar condiciones recíprocas.
Algunos de los principales puntos anunciados en el área comercial que beneficiarían a la Argentina son:
- La apertura de los mercados mediante la reducción y/o eliminación de aranceles para recursos naturales críticos y productos farmacéuticos no patentados
- Mejoras de condiciones para el comercio de carne bovina (lo cual podría aumentar los cupos de importación norteamericanos e implicar la coordinación de sistemas de certificación y control de calidad)
- Consideración especial para los productos de acero y aluminio con la revisión de la aplicación de la sección 232 del Acta de Expansión Comercial de Estados Unidos.
- Trabajo conjunto para analizar las barreras no arancelarias que afectan al comercio de alimentos y productos agrícolas.
En base a esta declaración, y una vez concluidas las negociaciones por productos y medidas de facilitación comercial, es esperable como primer efecto el fortalecimiento del intercambio bilateral, lo cual abre interrogantes claves para las economías regionales: ¿Qué productos podría exportar Argentina para satisfacer la demanda actual de Estados Unidos? ¿Beneficiará a todas las regiones por igual?
Para intentar responder a la primer pregunta, se analizaron los 400 principales productos de tres grupos, considerando el año 2024. En primer lugar, aquellos que Estados Unidos importó de todo el mundo; en segundo lugar, los que Argentina exportó hacia el mundo y, finalmente, los que Argentina exportó hacia Estados Unidos. Luego de cruzar esta información, se identificaron alrededor de 80 productos que, de comenzar a exportarse a Estados Unidos (o incrementando su volumen), podrían beneficiar a las distintas regiones del país, ya sea por la eliminación de aranceles o por la eliminación de barreras no arancelarias.
Específicamente a raíz de la eliminación de aranceles (dado que el marco lo menciona explícitamente para recursos naturales no disponibles y productos no patentados para aplicaciones farmacéuticas), se podrían citar varios productos Químicos y Farmacéuticos (ácidos monocarboxílicos acíclicos, polímeros de diferentes tipos, insecticidas, herbicidas, fitosanitarios, preparaciones y productos farmacéuticos, entre otros), y productos asociados a Minerales y Metales (gas de petróleo y otros hidrocarburos gaseosos, oro en bruto o semielaborado, aluminio, tubos y perfiles de hierro o acero, entre otros).
Adicionalmente, de la reducción de barreras no arancelarias (menos certificaciones, simplificación de registros, etc.) podrían verse beneficiados productos de varias categorías, como por ejemplo Agroindustriales y Alimentos (carne de bovino/ovino/caprino/porcino, hortalizas preparadas o congeladas, pastas, grasas y aceites vegetales, entre otros), Maquinaria y Equipos (máquinas y aparatos para agricultura, máquinas de aire acondicionado, entre otros), Textiles (blusas, camisas, ropa de cama, prendas y accesorios de cuero, etc.), Artículos de Plástico y Construcción (placas, láminas, tiras autoadhesivas de plástico, tableros de fibras de madera, artículos de carpintería, entre otros), y Productos relacionados a Servicios Digitales y Electrónica (consolas, videojuegos, piezas para pantallas, paneles, etc.).
Es así que, incluso de verse reducidos, y no eliminados, los aranceles y/o las barreras no arancelarias, todas las regiones del país podrían incrementar sus exportaciones en mayor o menor medida. Analizando esto en detalle, podemos separar a las categorías mencionadas en dos grupos: por un lado, aquellas que podrían verse beneficiadas si se firma el acuerdo sólo para los sectores explícitamente mencionados (círculos verdes en el gráfico 1) y, por otro lado, aquellas que se beneficiarían si el acuerdo se amplía incorporando más productos (círculos azules en el gráfico 1).
Como se puede ver en el gráfico 1, la región Pampeana sería la más beneficiada ya que potencialmente se verían afectadas seis categorías de las mencionadas anteriormente. Dos de ellas tras firmarse el acuerdo: Químicos y Farmacéuticos (por ejemplo, a través de ácidos, polímeros, etc.), y Agroindustriales y Alimentos (por ejemplo, a través de carne porcina, hortalizas preparadas, etc.); y cuatro tras una posible ampliación del mismo: Maquinaria y Equipos (por ejemplo, a través de maquinaria agrícola, etc.), Textiles (por ejemplo, a través de artículos de cuero, etc.), Plástico y Construcción (por ejemplo, a través de tiras autoadhesivas de plástico, etc.), y Servicios Digitales y Electrónica (por ejemplo, videojuegos, consolas, etc.).
La segunda región que potencialmente podría verse beneficiada a través del incremento en sus exportaciones es la Patagonia, donde se observan cuatro categorías (ver gráfico 1). Dos tras firmarse el acuerdo: Minerales y Metales (por ejemplo, a través de oro, plata, etc.), y Agroindustria y Alimentos (por ejemplo, a través de carne ovina, etc.); y dos tras una posible ampliación del mismo: Maquinaria y Equipos (por ejemplo, a través de máquinas de aire acondicionado, etc.), y Servicios Digitales y Electrónica (por ejemplo, a través de piezas para pantallas, etc.).
Luego se observan a las regiones NOA y Cuyo, que podrían verse beneficiadas mediante la participación de tres categorías en cada una de ellas (ver gráfico 1). Dos tras firmarse el acuerdo: Minerales y Metales (destacándose productos como aluminio, gas de petróleo, etc.), y Agroindustria y Alimentos (destacándose productos como hortalizas preparadas, aceites vegetales, etc.); pero, además, tras una posible ampliación del mismo, se beneficiarían los Textiles en NOA (por ejemplo, a través de uniformes, jersey, etc.), y artículos de Plástico y Construcción en Cuyo (por ejemplo, a través de artículos de carpintería, etc.).
Finalmente, la región del NEA se beneficiaría solamente a través de una categoría tras firmarse el acuerdo: Agroindustria y Alimentos (por ejemplo, a través de carne bovina, etc.); pero tras una posible ampliación del mismo se incorporarían los Textiles (por ejemplo, a través de hilados de algodón, etc.), y Plástico y Construcción (por ejemplo, a través de tableros de fibras de madera, etc.).
Pero a su vez, este potencial acuerdo generaría simultáneamente dos consecuencias adicionales a lo detallado anteriormente. En primer lugar, también podría beneficiar a las distintas regiones del país a través de la inclusión de determinados productos que ya exporta Argentina a Estados Unidos, como por ejemplo, considerando ventas mayores a 20 millones de dólares anuales durante 2024 (y que podrían incrementarse ante un acuerdo), se podrían mencionar los aceites y derivados del petróleo, vinos, carne bovina y derivados, miel natural, azúcar, aceite de soja, oliva y maní, aceite esencial de limón, soja, camarones y langostinos, té, limones, jugos de cítricos, maderas aserradas y perfiladas, peras, merluza, jugos de frutas y verduras, ajos, chocolates.
En segundo lugar, implica desafíos para aquellos sectores hoy más protegidos de nuestro país mediante aranceles u otro tipo de medidas no arancelarias en caso de ser incluidos en el acuerdo final. En este grupo de sectores encontramos a la industria automotriz, línea blanca (electrodomésticos), textiles y juguetes, entre otros. No obstante, como fue mencionado más arriba, Estados Unidos no sólo es exportador sino también importador en estos rubros, por lo cual en caso de ser incluidos dentro del acuerdo que finalmente sea firmado el desafío que se presenta a estos sectores consistirá principalmente en la adaptación redefiniendo segmentos o nichos de mercado que hagan viable el comercio intraindustrial en cada sector, integrando cadenas de valor bilateral y generando proveedores locales confiables para la industrias del país norteamericano.
Adicionalmente a estos efectos inmediatos, un acuerdo de libre comercio o de preferencias arancelarias entre dos países tienen efectos dinámicos que implican decisiones de inversión en ampliaciones de líneas productivas ya existentes, adaptación de las empresas a la demanda del nuevo mercado ampliado y la radicación de inversiones teniendo en cuenta tanto el mercado como las dotaciones de recursos, capacidades y costos relativos entre los socios comerciales.
Por lo tanto, teniendo en cuenta la experiencia de otros acuerdos comerciales y la posibilidad de reconversión que tenga la estructura productiva de cada país es previsible que estos procesos comiencen a desarrollarse a partir de la comunicación e implementación del acuerdo final.
La negociación de este y otros acuerdos abre un abanico de oportunidades muy interesantes para una economía pequeña y cerrada como Argentina, pero para aprovechar las mismas será necesario avanzar en la agenda de productividad y competitividad que incluye otros puntos del Pacto de Mayo, como ser la reforma tributaria y laboral, que generen los incentivos a la inversión, aumento de escala y adaptación de la estructura productiva a la demanda internacional así como el compromiso de avanzar en el aprovechamiento de los recursos naturales del país.

Gerardo Alonso Schwarz
Economista Jefe del IERAL NEA


