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En febrero se amplió la brecha entre la pauta cambiaria y la inflación

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En febrero se amplió la brecha entre la pauta cambiaria y la inflación

Respecto de la marcha de la inflación, febrero ha sido el primer mes con un deslizamiento del tipo de cambio oficial del 1%, por lo que los datos del IPC que se conozcan en la segunda semana de marzo serán auscultados con lupa. Desacelerar la tasa de devaluación del peso en el mercado oficial de cambios ha sido una jugada más fácil de interpretar en términos políticos que económicos. 

Si bien los precios de bienes exportables e importables habían comenzado a encarrilarse en torno a la pauta del 2% mensual hacia enero de este año, la convergencia de los precios de servicios venía siendo bastante más lenta, y nada indica que haya habido un punto de inflexión en febrero, a lo que se suma baja de derechos de exportación y un incremento significativo del ítem de carnes y derivados, que viene corriendo desde atrás (con ponderación elevada en la canasta de bienes y servicios relevada por el INDEC).

Todavía demasiado cerca del andarivel del 4% mensual para la evolución del precio de los servicios y de algunos productos relevantes, el tema es que ahora la brecha con el deslizamiento del tipo de cambio se está ampliando. Y si bien el ancla cambiaria juega su rol en términos de trayectoria de la inflación, no debería confiarse la política de estabilización a ese único instrumento.

No existe en la Argentina un indicador que unifique el diagnóstico sobre la brecha entre la evolución del PIB y la del Producto potencial, pero ésta es una variable muy relevante para detectar el predominio de fuerzas inflacionarias o deflacionarias en la economía. Usando los picos previos del nivel de actividad se puede tener una referencia rudimentaria del momento del ciclo económico, sólo a titulo ilustrativo. 

Así, por ejemplo, se tiene que la tasa de inflación comenzó a perforar el piso del 4% mensual en septiembre 2024, un par de meses después del piso de la recesión, verificado en el segundo trimestre, cuando el PIB llegó a ubicarse 7,8 puntos por debajo del pico previo (en realidad, hay dos cimas muy similares, la de noviembre de 2017 y la de junio de 2022). Con tamaña brecha entre el PIB observado y el “potencial” descripto, el segundo trimestre de 2024 fue sin dudas un emisor de “fuerzas deflacionarias”, operando en igual dirección que las anclas fiscal y cambiaria. 

Ahora bien, los datos de diciembre de 2024 del EMAE muestran que la trayectoria del PIB se acercó a sólo 2,2 puntos por debajo del pico de noviembre de 2017. La brecha entre el Producto potencial y el observado se ha achicado en forma muy significativa, advirtiendo que las fuerzas deflacionarias se han diluido. La dinámica de importaciones refuerza la percepción de una oferta local con dificultades para seguir el ritmo de la demanda (un factor de presiones inflacionarias), por lo que éste es un tema a seguir con atención.

Volviendo a la marcha de la inflación, hay que tener en cuenta que en enero hubo una diferencia de 1,8 puntos porcentuales entre la variación mensual del precio de los servicios y la pauta cambiaria (del 2% hasta ese mes), pero febrero apunta a una diferencia de más de 2,5 puntos entre ambas variables, incorporando el hecho de que ahora rige la ambiciosa pauta cambiaria del 1% mensual. 

Para poder “dar vuelta la página”, al mal dato que se espera para febrero debería sucederle en marzo una convergencia más rápida entre los precios de los servicios (que incluyen salarios) y el deslizamiento del tipo de cambio. El precio relativo entre los servicios y el tipo de cambio es muy relevante en términos de los resultados del sector externo y de la competitividad de los sectores que producen bienes exportables y/o que compiten con importados.

La variación del IPC fue de 2,2% en enero de acuerdo a las cifras del INDEC, mientras que la inflación núcleo fue de 2,4%. El ítem de “carnes y derivados”, con una variación levemente superior al promedio, aportó aproximadamente 0,3 puntos porcentuales a la variación del índice, pero en febrero, por las subas de los precios al mostrador, esa contribución podría alcanzar a los 0,8 puntos porcentuales, subiendo el piso de la tasa de inflación en medio punto, fenómeno potenciado por el hecho de que todo indica que la variación de los precios de los servicios privados se mantiene en el andarivel de enero, mientras que la política tarifaria no ha cambiado en forma significativa. De allí que pueda considerarse verosímil una estimación de inflación de 2,8% para febrero, aunque habrá que seguir esperando los datos oficiales.

Jorge Vasconcelos

Coordinador General de Revista Novedades.