La FED desconectó el piloto automático y busca el "aterrizaje suave" con mandos manuales
Estados Unidos
Tras 420 días la FED comenzó un nuevo ciclo de baja de tasas. El “Federal Open Market Committee” (FOMC) optó por recortar la tasa de referencia en 50 bps para llevarla al rango 4,75% – 5,0%. El presidente Powell describió que los riesgos en torno al mandato dual de la Fed (estabilidad de precios y empleo máximo) se encuentran en equilibrio, de modo que la confianza acerca que la inflación está en un camino sostenible hacia el 2% le permite a la FED “recalibrar” para preservar el mercado laboral de los riesgos a la baja, aun cuando actualmente se encuentra en niveles saludables. Se proyecta otros dos recortes de 25 pbs este año y otros 100 pbs el año próximo para llevar la tasa al rango 3,25% – 3,5%.
Además, la reunión vino con actualización de proyecciones económicas: para 2024 se estima un crecimiento del PIB de 2,0% (una baja de 0,1 puntos porcentuales respecto a lo que se proyectaba en junio), una tasa de desempleo a fin de año de 4,4% (alza de 0,4 puntos porcentuales) y una inflación interanual PCE general y núcleo de 2,3% y 2,6%, respectivamente (merma de 0,3 puntos de la general y 0,2 puntos en la núcleo). Para el 2025, las proyecciones son de 2,0%, 4,4%, 2,1% y 2,2% respectivamente. Además, el FOMC continuó elevando la tasa neutral de largo plazo hasta el 2,875%, nivel al que se llegaría en 2026.
A decir verdad, el set de datos disponible a la fecha parecía más consistente con una baja de 25 pbs, ya que se asocian más a una desaceleración en lugar de una contracción de la economía, incluso la Reserva Federal de Atlanta proyecta que el PIB está creciendo en el tercer trimestre a una tasa real anualizada de 3,1%, en relación al segundo trimestre (por encima del 2,9% que se proyectaba cuando se decidió bajar la tasa). Las ventas minoristas aumentaron un 0,1% en agosto (se esperaba -0,2%), mientras que en términos reales desestacionalizado se mantuvieron constantes, por encima de la tendencia prepandemia, de modo que el gasto de los consumidores se mantiene sólido. Por su parte, la tasa de morosidad de los préstamos está subiendo, pero aún en niveles históricamente bajos. En relación al mercado laboral, se informó que los puestos de trabajo no agrarios aumentaron en 142 mil en agosto, por debajo de los 165 mil esperados (julio se revisó a la baja de 114 mil a 89 mil), de modo que se confirmó que hay una marcada desaceleración en la generación de empleo, pero aun así se acumulan 44 meses consecutivos de incremento en la cantidad de nóminas. Por su parte, la tasa de desempleo cedió levemente desde 4,3% en julio a 4,2% en agosto, todavía en valores históricamente bajos, a pesar de haber estado subiendo en los últimos meses. Solo la evolución de la tasa de desempleo amplia[1](7,9% en agosto) y el deterioro en las expectativas de la tasa de desempleo por parte del FOMC, no solo para 2024 sino también para 2025 (se observa un deterioro respecto a las proyecciones anteriores de 0,2% para situarla en 4,4%) parecieran ser los principales pilares que respaldan la decisión de recortar en 50 bps la tasa de referencia. En este sentido Powell destacó que la rebaja que se dio no debe mirarse como el nuevo ritmo de recortes que se seguirá de acá en adelante, sino “más bien el compromiso de la Fed de no quedarse atrás en el recorte de tasas […] dado que el momento de apoyar al mercado laboral es cuando está fuerte”.
En última instancia, lo más importante del discurso de Powell también fue una de las cosas menos sorprendentes: las decisiones futuras dependerán de los datos. Si el mercado laboral continúa debilitándose, podríamos ver recortes de tasa importantes en el futuro. En cambio, si el crecimiento del empleo y la tasa de desempleo se estabilizan o bien la inflación se muestra más rígida de lo esperado, la FED se movería más lentamente.
En los días siguientes pareciera que el mercado “hubiera comprado” las explicaciones de Powell acerca que la economía seguirá siendo resistente, de modo que septiembre cerró con incrementos en las valoraciones de los índices bursátiles: el Dow Jones, el Nasdaq y el S&P500 suben 2,4%, 3,0% y 2,3%. En paralelo, los rendimientos de los Treasuries a 2 años, que al ser el tramo corto es el más afectado por la política monetaria, se achicó en 36 pbs para ubicarse en 3,55%, mientras la tasa a 10 años se redujo en 16 pbs hasta 3,75%. Así, la curva continúa ganando pendiente positiva, luego de mantenerse con pendiente negativa por más de 2 años. En línea con las menores tasas, la moneda norteamericana continuó depreciándose frente a las demás divisas, tal como viene observándose en las últimas semanas, de modo que el “U.S. Dollar Index” se redujo 1,3% en el mes.
Diferencia de tasas de interés de bonos de EEUU
Tasa del bono a 10 años menos tasa del bono a 2 años
*Recesiones en gris.
Fuente: IERAL en base a Treasury y NBER
¿Qué consecuencias podrían darse para Argentina? La baja de tasas implica una disminución del costo de la deuda en dólares, aun cuando continuará elevado debido al riesgo país que enfrenta nuestro país (ubicado levemente por encima de los 1300 pbs en la actualidad). Por su parte, un dólar debilitándose respecto al resto de las monedas le quita “presión” al mercado cambiario. En cuanto a las materias primas, los metales preciosos y básicos, donde las perspectivas de demanda y un aterrizaje suave son claves, deberían beneficiarse de las tasas más bajas y un dólar más débil (prueba de ello es la tendencia alcista del oro que ya alcanzó los USD 2.680 por onza). En relación a los materiales a granel, como los cereales, dado que el dólar se deprecia (y por ende el resto de las monedas se aprecian) la capacidad adquisitiva de importaciones de los países crece, lo que presiona al alza el valor de los commodities agrícolas, las cuales también se verán beneficiadas por el lado de los contratos futuros. En materia financiera, la reducción de tasas fomenta el apetito por activos financieros de mayor riesgo, entre ellos los bonos soberanos argentinos, de modo que la mayor demanda implica una suba de sus precios y, por ende, una reducción de la TIR.
La inflación core en Estados Unidos , que excluye los precios de alimentos y energía, aumentó un 0,28%, cuando las proyecciones la situaban en 0,2%, y la tasa interanual trepó al 3,3%. Este aumento fue el mayor desde abril, un recordatorio de que las presiones inflacionarias no se han disipado por completo. Un dato clave de fondo fue el aumento en los precios de alquileres que aceleraron 0,5%, su segundo ritmo más alto en el año. Por su parte, la inflación general aumentó un 0,2% mensual (2,5% interanual), en línea con las expectativas, y constituye el menor aumento interanual desde principios de 2021. Al analizar la variación por componentes de la canasta CPI, se destacan que el componente de energía y el de bienes reflejaron una caída en agosto mientras que el componente de servicios volvió a acelerar por segundo mes consecutivo. Si bien los datos puntuales del mes lucen algo más alto de lo deseado, cuando se anualizan los datos semestrales la película de la inflación muestra una clara desaceleración.
Europa
Del otro lado del Atlántico, el Banco Central Europeo (BCE) anunció un recorte de la tasa de referencia en 25 pbs para llevarla al 3,5%. Conforme a lo anunciado por el BCE, los datos de inflación recientes han sido en general los esperados y existe confianza en un retorno de la inflación al nivel objetivo del 2%. Es así que se proyecta que la inflación general de la Eurozona alcance el 2,5% i.a. a fin de 2024 y el 2,2% en 2025. Además, se estima que la economía crecerá un 0,8% en 2024 y un 1,3% en 2025. Al igual que su contraparte americana, el BCE continuará aplicando un enfoque basado en los datos, de modo que no se compromete de antemano con una trayectoria concreta de las tasas de interés.
Eurostat confirmó que la inflación general anual de la Eurozona alcanzó el 2,2% en agosto (+0,14% mensual) contra el 2,6% anual que se observó en julio. La mayor contribución a la tasa de inflación i.a. provino de los servicios (+1,88 puntos porcentuales, pp), seguidos de alimentos, alcohol y tabaco (+0,46 pp), bienes industriales no energéticos (+0,11 pp) y energía (-0,29 pp). En su versión subyacente, que excluye energía y alimentos procesados, se alcanzó el 2,8% interanual (+0,3% mensual).
En comparación con julio de 2024, la inflación anual cayó en quince estados de la Eurozona y aumentó en cinco.
América Latina
Para 2024 se espera que la región de América Latina y el Caribe crezca en torno al 2%.
Con respecto a la mayor economía de la región, el IPC de Brasil aumentó un 4,24% interanual en agosto, de modo que se sitúa dentro del rango objetivo de inflación de 3% ± 1,5% establecido por el Consejo Monetario Nacional (CMN). Aun así, el Banco Central de Brasil elevó la tasa Selic en 25 pbs para llevarla al 10,75% consecuencia de la persistencia inflacionaria y destacó que el ritmo de los futuros ajustes y la magnitud total del ciclo serán dictados por el firme compromiso de hacer converger la inflación a la meta, en un contexto “marcado por una actividad económica resistente, presiones en el mercado laboral, brecha de producción positiva, un aumento en las proyecciones de inflación y expectativas desancladas”.
Según informó el IBGE, el PIB de Brasil creció 1,4% en el segundo trimestre del año con relación al primero, por encima del 0,9 % esperado, y mostró una aceleración frente a la suba de 1% en los primeros tres meses de 2024, traccionado por la industria y los servicios, con el agro todavía golpeado por las fuertes sequías. A pesar que el índice de actividad económica del Banco Central, una proxy del PIB, cayó en julio un 0,4% con respecto a junio, se consolidan las proyecciones que ubican el crecimiento de Brasil en el 3,2% para este año. En este contexto, el nivel de desocupación se situó en el 6,8% en julio, una décima menos que el mes anterior y el valor más bajo en el país desde diciembre de 2014.
En cuanto a México, en agosto los precios al consumidor aumentaron 0,01% respecto al mes anterior, de modo que la inflación general anual se ubicó en el 4,99%, un poco por debajo de la media de las estimaciones de los analistas (5,06%). Por su parte, la inflación subyacente, que excluye artículos volátiles como el combustible, alcanzó el 0,22% y la anual trepó al 4%, en la parte superior del rango meta del Banco Central de México (Banxico) del 3% ± 1%.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) de México avanzó un 1,1% interanual en agosto. En relación al mes anterior, la economía habría crecido tan solo 0,3%. Es así que para este 2024, se proyecta un crecimiento del PIB de 1,3%. En este contexto, el Banxico anunció a fines de septiembre otro recorte a la tasa de interés en 25 pbs, con lo que la tasa de referencia se ubica en 10.50%. La decisión más moderada por parte del banco central se explica en que aún reconocen retos para la inflación general, como la persistencia de la inflación subyacente, principalmente en la parte de servicios.
En lo que respecta a la tasa de desempleo, en julio fue del 2,7%, 7 pbs menos que el mes previo.
[1] La tasa de desempleo amplia no solo incluye a los desempleados sino también a los subempleados, a los trabajadores “desanimados” que han dejado de buscar trabajo y a los “marginalmente vinculados” que han abandonado la fuerza laboral pero que pueden regresar en algún momento)
Maximiliano Gutiérrez
Responsable de la sección Internacional.