La producción se estanca y se dinamizan fuertemente las importaciones

La actividad económica manifestó un repunte en el mes de abril, acorde a lo que podía presumirse después de la fuerte contracción que se había experimentado en marzo. La suba de abril fue de 1,9% y borró la merma del mes previo. Ese movimiento, dejó al nivel de actividad en el mismo nivel que tenía en febrero.
Por otra parte, estimaciones privadas dan cuenta de una ligera contracción estimada para el mes de mayo, algo que es consistente con indicadores negativos en algunos sectores clave: importaciones (-4,3%), índice construya -aproxima la evolución de la construcción privada-(-12%), producción de hierro (-11%), consumo (-0,4% según CAC), por citar algunos ejemplos.
En ese sentido, la evolución de la actividad económica muestra signos de estancamiento, o cuanto menos una clara moderación del ciclo expansivo en el que se encontraba desde abril 2024.
El nivel de recuperación acumulado entre noviembre 2023 y abril de 2025 sigue siendo liderado por la intermediación financiera (+18%), sector agropecuario (+10%) y minería (+9%).
En el registro de abril, de 10 actividades principales, son apenas tres las que registraron mermas en su nivel de actividad comparado con el de marzo, dando por resultado una mejoría general en los niveles de recuperación acumulada.
Por otra parte, tanto el sector construcción como la industria manifestaron importantes repuntes, recortando la distancia respecto del resto de los sectores de la economía en lo que hace a su nivel de recuperación, aunque se mantienen rezagados junto al sector electricidad, agua y gas.
En suma, el nivel de actividad general en abril se ubicó en 5% por encima del de noviembre de 2023, y se mantendría en proximidades de ese guarismo también durante el mes de mayo y eso es una buena noticia, pese a los signos de estancamiento o moderación.
Por otra parte, es importante poner de relieve la evolución de los diferentes componentes de la demanda agregada en el proceso de recuperación económica que se viene desarrollando desde mediados de 2024. A partir de la información recientemente emitida de cuentas nacionales, que brinda información hasta el primer trimestre, es posible describir los motores de la recuperación económica del último año.
Según la estimación preliminar del PIB, se destaca que en el primer trimestre se ubicó 5,8% por encima del correspondiente al año 2024 (considerado el piso de la recesión). Entre los motores de esa recuperación se encuentran: la inversión (+31,8%), el consumo privado (creció 11,6% en forma interanual), las exportaciones (+7,2%).
Si se examinan los datos en horizonte temporal más amplio, es interesante señalar que el crecimiento de la inversión se dio a partir del menor nivel desde la pandemia del COVID, y que, con el espectacular incremento verificado, apenas logró alcanzar el nivel que tuvo en 2022 o 2023 (periodo en que estuvo estancada).
Por su parte, el consumo privado también tuvo un desempeño destacado, y según el último registro se ubica 5% por encima del nivel de 2023 y 8,5% del correspondiente a 2022. La comparación con 2022 es de relevancia porque es el último registro de un año no recesivo, en vista de que la actividad económica general cayó en 2023 y 2024.
En el caso de las exportaciones, la recuperación se dio de inmediato a partir del cambio de gestión económica y acumula un incremento de 24% respecto de 2023 y de 16,6% respecto de 2022.
Ahora bien, si las exportaciones están creciendo fuertemente, también el consumo privado, y por su parte la inversión está recuperada, ¿por qué el PIB no registra un incremento más significativo? La respuesta es simple: porque una gran parte de la dinamización de la demanda agregada de bienes está motorizando importaciones. En el primer trimestre, las compras de bienes y servicios producidos en el exterior crecieron 43% (¡sic!) respecto de igual periodo de 2024 y son 21% más altas que en 2023 y 26% más altas que en 2022.
Tomando en cuenta lo expuesto, se refuerza la necesidad de priorizar las reformas que favorezcan la competitividad de manera urgente. Mientras el clima electoral parece poner en un compás de espera las reformas importantes, el desempeño económico comienza a morigerarse, reduciendo las posibilidades de crecimiento de los sectores productivos.